Un lugar de encuentro de quienes pensamos que la educación de los sordos tiene que ser mejorada. Conformemos un lugar desde donde podamos hacer oir nuestra voz reclamando cambios imprescindibles, que no podrán realizarse mientras los participantes en la educación de los sordos no tomen conciencia de algunas verdades que no son escuchadas. Invitamos a todos aquellos que son conscientes de la importancia de la lengua de señas para el desarrollo óptimo del lenguaje, que se unan a nuestro empeño.
martes, 11 de abril de 2023
Hablemos de lenguaje
El lenguaje puede concebirse como un instrumento mental,
específico de la especie humana. Al nacer, el lenguaje no está presente como
tal, es como una semilla, que tiene un potencial de desarrollo. Para germinar,
le es necesario y suficiente la información que recibe el cerebro del contacto
espontáneo y significativo con una lengua natural, oral o de señas.
A medida que recibe
los nutrientes que necesita, el lenguaje va creciendo y adquiere la capacidad
de cumplir con dos funciones esenciales: 1/ permitir una comunicación
espontánea, infinita y creativa; y 2/ enriquecer el pensamiento, dotando al
niño de la capacidad de razonamiento y de abstracción.
El lenguaje tiene un período privilegiado para
desarrollarse, que termina alrededor de los cinco o seis años. Pasado ese
lapso, el lenguaje tendrá grandes dificultades para desarrollarse, lo que
acarrea trastornos y carencias de distinto grado y naturaleza.
A continuación, expongo lo que considero que son puntos
esenciales para la comprensión de un fenómeno tan complejo como es el lenguaje
y su desarrollo.
a/ Todo cachorro humano nace con la posibilidad y la
necesidad de desarrollar normalmente un instrumento mental específico de la
especie: el lenguaje. Esta necesidad es imperiosa, es un impulso instintivo,
tan irrefrenable como la respiración.
b/ El lenguaje, al nacer, es una potencialidad que necesita
de un alimento único e imprescindible para hacerse realidad: una lengua
natural. Así como la respiración necesita oxígeno y sólo el oxígeno que está en
el aire, la semilla del lenguaje exige un único alimento, que está vehiculizado
por una lengua natural.
c/ El niño, desde el nacimiento “reconoce”, dentro de los
múltiples y variados estímulos que recibe de su entorno, los que forman parte
de una lengua natural, si le llega de manera espontánea y significativa. Y eso
sólo se logra cuando la gente a su alrededor usa normalmente una lengua
natural, interactuando con el niño. Esto es lo que habitualmente ocurre en una
familia de oyentes/hablantes de una lengua natural. Los adultos hablan en torno
al niño y le hablan desde el momento de nacer, aunque saben que no va a
responderles. Lo que tampoco saben, aunque lo hagan, es que esa acción
favorecerá el desarrollo del lenguaje.
d/ Los estímulos que el bebé reconoce como formando parte de
una lengua, son procesados en algún lugar específico del cerebro, que
pudiéramos llamar “centro del lenguaje”. Desde los primeros meses de la vida se
sabe que el niño “escoge” los sonidos que forman parte de la lengua que se
habla en su entorno, y que los procesa de manera estructurada, diferenciándolos
de todos los demás sonidos del ambiente. Los balbuceos del pequeño están
formados por sonidos de la lengua que oye. Cuando el niño empieza a repetir
sonidos, lo que repite no son los ruidos ambientales, sino exclusivamente los
sonidos que forman palabras con significado. Así, el niño repite palabras como
tete, agua, mamá, y no los ruidos que no tienen significado en la lengua
natural que está oyendo.
e/ En lo que constituye un círculo virtuoso, a medida que el
centro del lenguaje procesa la lengua natural a la que tiene acceso desde el
nacimiento, el niño va aprendiendo a hacer uso de esa lengua natural. Se trata
de un proceso bidireccional: la lengua estimula el desarrollo del lenguaje, y
éste, a medida que se desarrolla, hace posible que el niño aprenda a usar la
lengua, lo que quiere decir que el niño reconstruye la gramática en todos sus
aspectos de la lengua natural. Para que esto ocurra, es imprescindible que el
acceso a la lengua natural sea pleno, sin limitaciones, sin deficiencias
auditivas en el caso de una lengua oral.
f/ Si no tiene acceso pleno a la lengua natural del entorno,
el lenguaje va a presentar carencias en su desarrollo, en las funciones
esenciales: comunicación plena, infinita y creativa; enriquecimiento del
pensamiento, capacidad de abstracción. El lenguaje se incorpora al desarrollo
cognitivo a partir del primer año de vida.
g/ La lengua natural a la que todo niño normalmente tiene
acceso es una lengua oral; pero las lenguas de señas, que poseen los atributos
y las funciones de una lengua natural, también pueden ser aprovechadas por el
niño, en caso de que no pueda acceder plenamente a una lengua oral. Esta función
de la lengua de señas es de la mayor trascendencia. La lengua de señas está en
capacidad de lograr que el niño sordo incorpore las funciones del lenguaje en
lo que respecta al desarrollo comunicacional y cognitivo.
h/ La lengua natural, cualquiera que sea, oral o de señas,
que le ofrece el entorno a un niño desde su nacimiento y a la que “recurre” en
su necesidad de desarrollar el lenguaje, puede ser llamada con toda propiedad,
lengua primera. Esta lengua es la que le permite estructurar su conocimiento de
la gramática, comunicarse libremente y enriquecer su pensamiento. Si el niño sordo
no dispone de la oportunidad de acceder a una lengua primera de señas,
intentará hacer lo que pueda con la lengua oral, y dependerá de sus restos
auditivos. En cualquier caso, este proceso será incompleto.
i/ El niño siempre va a tener una lengua primera, que es la
lengua natural que le ofrece el entorno. Esta oferta por lo general es
espontánea, correspondiendo a la lengua que se habla a su alrededor. Pero en la
situación en que el niño tenga una capacidad auditiva disminuida, el
procesamiento de una lengua oral como lengua primera será parcial y
distorsionado, con las consecuencias inevitables sobre el desarrollo del
lenguaje.
Privación lingüística
La privación lingüística ocurre cuando un niño es privado
del acceso a una lengua natural en su entorno. Esta situación es sumamente rara
en los niños normalmente oyentes en el seno de su familia. Por eso, los casos
de privación lingüística en niños oyentes se refieren a niños abandonados que
permanecieron aislados de la sociedad humana, supuestamente criados por
animales. O a mantenidos en encierro por sus propios padres. En todo caso, las
consecuencias de esa privación han sido marcadas, tanto en el plano cognitivo
como en la adaptación social.
Sin embargo, hay una población que está invariablemente
sometida a la privación lingüística: la población de niños sordos hijos de
padres oyentes, que constituyen alrededor del 95% de los casos de sordera
infantil. Desde el momento que no oyen, esos niños no pueden acceder a los
intercambios en la lengua natural que es la que usan los miembros de su
familia, ya que se trata de una lengua oral. Así, los niños sordos hijos de
padres oyentes permanecen al margen de la lengua natural que les es necesaria
para el desarrollo del lenguaje. Por lo tanto, van a sufrir una privación
lingüística.
El desarrollo del lenguaje en los seres humanos es un
proceso espontáneo, que ocurre desde el momento de nacer. Al momento de nacer,
un niño no posee lenguaje, pero sí el potencial para adquirirlo. Es como una
semilla que debe ser regada para que germine. El alimento único y específico
para que esa germinación ocurra es una lengua natural. Basta que el niño esté
expuesto a una lengua natural, para que su lenguaje se desarrolle en forma
óptima. El ser humano viene preparado instintivamente para aprovechar ese
alimento.
El no poder aprovechar una lengua natural tiene
consecuencias gravísimas. Es que el lenguaje nos permite no sólo hablar y comunicarnos,
sino que nos permite pensar. El pensamiento es un producto del lenguaje. Y
también el lenguaje se pone al servicio de la inteligencia. Es decir, el
lenguaje es lo que hace posible que razonemos, que aprendamos, que
argumentemos, que nos interesemos por entender las cosas que nos rodean. Todo
esto está perturbado cuando existe privación lingüística, cuando el lenguaje no
puede desarrollarse en forma óptima.
Entonces, en el niño sordo, la falta de audición no es su
principal discapacidad, sino que a ella se le suma otra de mayor importancia:
la discapacidad de lenguaje. Sin embargo, esta discapacidad no es reconocida
habitualmente; por el contrario, permanece ignorada lo que impide su
prevención. Lo que sería de interés vital es plantearse cómo se podría evitar
la privación lingüística o minimizar sus consecuencias. Ese es el gran desafío
que tiene la atención de los niños sordos hijos de padres oyentes.
Esta es una de la verdades que deben ser dichas, con el
propósito de sensibilizar a los médicos que realizan el diagnóstico de sordera,
y a las autoridades educativas que tienen que disponer de los recursos
necesarios para impedir o minimizar los efectos de la privación lingüística.
lunes, 10 de abril de 2023
Las verdades que deben ser dichas
Actualmente son muchas las críticas que recibe la educación
de los sordos. Tanto desde los fundamentos, pasando por su práctica, hasta los
resultados de la tarea educativa son puestos en tela de juicio por los
diferentes sectores involucrados en dicha tarea.
Hemos creído conveniente reunir esas voces de protesta para
darles contundencia, de modo de que las críticas puedan ser escuchadas en los
niveles en donde se toman las decisiones, para que puedan ponerse en práctica
propuestas que mejoren en lo inmediato la situación actual.
La finalidad de este blog es discutir los puntos clave para
una reorientación de la educación de los sordos, partiendo de la base de que es
imprescindible tratar algunos temas que son de una importancia decisiva para el
cambio, pero que no son tratados, por lo que no llegan al conocimiento de los actores en
el escenario de la sordera.
Estos temas, verdades que deben ser dichas, incluyen la
revisión, la reorientación y el reimpulso de la política de inclusión, la
atención al desarrollo del lenguaje de los niños sordos hijos de padres
oyentes, el papel de la lengua de señas en el desarrollo integral del niño
sordo, la necesidad de que los padres reciban una información objetiva, oportuna
y accesible al momento de recibir el diagnóstico de sordera de su hijo, la participación
de los intérpretes en el proceso educativo y más allá, entre otros.
Con este propósito, invitamos a participar en los
intercambios que podrán generarse al poner sobre la mesa estos temas a todos
los interesados en promover un cambio radical en la educación de los niños
sordos.
Propuesta para intérpretes Sigue siendo para mí un misterio el por qué habiendo tanta denuncia de la situación de privación lingüística ...